UNA NUEVA MAYORÍA PARA UNA NUEVA REPÚBLICA

Es imprescindible que podamos construir una nueva República con una nueva mayoría en el Congreso de la Nación, en la que los ciudadanos recuperemos nuestra calidad de tales.

Una de las derivaciones perversas de “el modelo”, es la de habernos relegado a la condición de súbditos, de un poder absoluto que ha vaciado el vínculo de representatividad entre ciudadanos y gobierno y lo traduce en una relación marcada por el “te concedo según mi voluntad”.

Hay varios indicadores que evidencian la tergiversación del sentido con el que debe ejercerse el poder en un gobierno democrático y en un sistema republicano. Un ejemplo de esto, son las recurrentes cadenas nacionales para formular anuncios que corresponden al ejercicio debido de las obligaciones y responsabilidades propias del gobierno, y que debieran anunciarse por canales institucionales y normales.

Este afán permanente por la idolatría que tiene el gobierno, lo lleva a montar costosas escenografías, publicidades, movilizaciones para generar el escenario que le transmita, aún con forzados aplausos que nacen de la necesidad y la dependencia, esa corriente de adulación que les proporcione, en su idea, la legitimidad para obrar discrecionalmente.

La asignación universal por hijo, promovida por proyectos de ley, con antelación, nació con la premura del temor a un fracaso electoral que se anticipaba y aun cuando resultó consecuencia inevitable de esa presión, fue anunciada y reiterada como un acto de heroísmo y de benevolencia del soberano.

Hoy esa situación se repite con el impuesto a las ganancias. Reiterados reclamos, proyectos de ley cautivos de la mayoría oficialista, voces desde todos los sectores venían demandando desde hace años, un acto de merecida justicia para que los haberes de los trabajadores dejen de ser avasallados por el Estado. Sin embargo, todas las demandas chocaron contra el muro infranqueable de un gobierno que no escucha, no ve, no atiende, y solo toma decisiones que respeten la voluntad popular cuando “las papas queman” y otra vez se encuentran en riesgo los votos que le permiten seguir “reinando”.

Según el decreto 1242/2013, los recibos de los haberes que no queden alcanzados por el impuesto a las ganancias, deberán expresarlo inequívocamente, mencionando que se trata de un beneficio dispuesto por el Poder Ejecutivo.

Otra vez el soberano haciendo gala de su generosidad y otra vez agraviando a la República y la condición de ciudadanos de un Estado de derecho que todos investimos. 

No señores. Esto no es un beneficio otorgado, es un derecho que por fin resuelve reconocerse. En una República las relaciones entre el gobierno y los ciudadanos se definen por derechos y obligaciones, y las del gobierno, son la de respetar los derechos consagrados en la Constitución Nacional, y la de comprender que la voluntad popular no es un instante en las urnas, es un compromiso de respeto hacia la soberanía del pueblo durante todo el ejercicio del poder que además, debe asumirse y practicarse como un servicio.-