Quizás uno de los temas en los que con mayor énfasis se muestra el doble discurso del oficialismo, es en el narcotráfico, que avanza en el país, ante la mirada indiferente de un gobierno que prioriza sus propias batallas y en este tiempo, fundamentalmente la electoral.
Durante años, los argentinos
vienen reclamando por la inseguridad y demandando acciones concretas contra el
narcotráfico y el crimen organizado. Sin embargo, el gobierno ignoró
empecinadamente el problema, pensando aparentemente que cuando un tema no se
habla, no existe.
Ahora, cuando el agua hirvió
reacciona tardíamente y lo hace con medidas improvisadas e inconexas huérfanas
de un plan integral estratégico que les proporcione la coordinación necesaria
para alcanzar metas y objetivos.
Y en este escenario, el
narcotráfico vuelve a cantar victoria porque el gobierno suma nuevas medidas
que traen como consecuencia una facilitación al accionar delictivo. El traslado
del personal de gendarmería nacional al conurbano bonaerense para generar la
percepción colectiva de que se está haciendo algo en contra de la inseguridad,
desampara el norte argentino, debilitando aún más los controles de ingreso por
la frontera.
Hace tiempo que venimos
denunciando el crecimiento del narcotráfico por omisión del Estado en adoptar
acciones estratégicas consistentes, integradas en un plan pensado a mediano y
largo plazo, y dotadas de los recursos humanos y tecnológicos adecuados para
enfrentar eficientemente a este flagelo. Sin embargo, el gobierno desoye los
reclamos.
Desde el mes de marzo de
este año, la SEDRONAR, esta sin conducción. Ello, constituye sin dudas un
indicador de la escasa preocupación que la lucha contra el narcotráfico le
genera al gobierno. A ello se suma el escaso presupuesto para inversiones que
se le otorga para el próximo año y ciertamente la ley de blanqueo, que aun
cuando fracasó estrepitosamente en sus declamadas expectativas, es una puerta
al ingreso de dinero de origen desconocido.
Desde la Cámara de
Diputados, son numerosas las iniciativas presentadas para reclamar la
designación en la SEDRONAR, pedidos de informes sobre el Operativo Escudo
Norte, y diferentes iniciativas que promueven la radarización y los controles
para terminar con los vuelos clandestinos y el ingreso de la droga por nuestras
fronteras.
Por mi parte tengo
presentado un proyecto de ley integral contra el narcotráfico desde el mes de junio,
que pretende llenar el vacío de políticas públicas en la lucha contra el
narcotráfico que promueve este gobierno y dar una respuesta a la sociedad,
desde la representación que investimos los legisladores.
Hay quienes afirman que la
lucha contra el narcotráfico está fracasando. Pero en nuestro país no podemos
afirmar que está fracasando, porque en realidad no se está dando ninguna
batalla. Quizás sería bueno recordarle al gobierno que hay vida después de
octubre y que sería bueno que hoy empezara a hacerse cargo de este problema que
mina nuestra seguridad, y atenta contra nuestra población.
Vamos a ganar la batalla
contra el narcotráfico, cuando el Estado decida librarla, cuando trabaje
arduamente en un plan para ello y cuando tenga la voluntad política firme y
decidida de llevarlo a la práctica.