LA VOLUNTAD POPULAR (¿?)

Los lamentables acontecimientos de la semana desnudaron las gravísimas contradicciones del discurso oficial que lejos de buscar atender las demandas de la sociedad, persigue exclusivamente la consolidación y acrecentamiento del poder.

Con recurrencia invocan “la voluntad popular”, “las demandas del pueblo”, “las personas en estado de vulnerabilidad”, y sin embargo sus acciones están demasiado alejadas de esa voluntad popular. Y esto sucede porque para el oficialismo, la voluntad popular es una foto del día de las elecciones y del cómputo del 54% de votos a su favor.

Han quedado anclados en el triunfalismo con el que se vendaron los ojos para no hacerse cargo de las necesidades de la gente con el promediar de los días y los años. Han petrificado ese resultado y lo han empleado no como un compromiso, sino como un escudo para defenderse de cualquier crítica, blindando con la obediencia incondicional las decisiones que se sucedieron.

Es cierto que como dice la Constitución, el pueblo no delibera ni gobierna sino a través de sus representantes, pero esto supone que el vínculo de representación se legitima cada día, de manera cotidiana, con acciones que, de cara a la gente, fortalezcan una comunicación fluida y una clara lectura de sus  necesidades y problemas.

Cuando todavía estamos evaluando las luctuosas consecuencias de las inundaciones, el gobierno, impulsa el tratamiento express de las mal llamadas leyes de “democratización de la justicia”, postergando el tratamiento de todas las iniciativas que sobre el tema existen en el Congreso de la Nación. Esto es la voluntad popular?

Pero aún suponiendo, que no tuviéramos otro problema más importante que el de las batallas personales y sectarias que promueve el gobierno a las que disfraza de buenas causas, aún en ese caso, la voluntad popular no era la de aprobar estas leyes. Expresamente se manifestaron en contra jueces, trabajadores judiciales, constitucionalistas, abogados, investigadores, organizaciones, asociaciones y la gente. Miles de personas se apostaron en heroica vigilia frente al Congreso, al que la “democracia” de este gobierno, no permitía ingresar, para pedir a los legisladores que votaran en contra de estas leyes.

Es claro entonces que no se respeta la voluntad del pueblo y si no se respeta, esto enturbia la calidad de nuestra democracia y por supuesto deslegitima la representación.

Cuando se apaguen las luces del aplauso triunfal de la votación reintentada, ajustada y “aclarada”, que les permitió desplazar la voluntad de la gente, cuando cada legislador que voto para consolidar futuras injusticias, este desamparado de la inmunidad que piensan les da lo colectivo, probablemente entiendan si eventualmente tienen que  acceder a la justicia lo que han hecho, pero ya será tarde. Ya será muy tarde para reparar el daño que le hicieron a la República y será muy tarde para escuchar a la gente.-

DEMOCRATIZACIÓN DE LA JUSTICIA: GANAN LOS JUSTICIABLES?


La sabiduría popular dice “No aclares que oscurece”, buen consejo que muchos debieran seguir. Por más esfuerzos retóricos que intente la presidente para decir que no dijo lo que dijo, hablar de la democratización de la justicia significa que ella piensa que el Poder Judicial no es democrático. Afirmación de gravedad institucional, que no se condice con la realidad y que hubiera impuesto que el gobierno que está en ejercicio del poder desde el año 2003, hubiera reaccionado mucho antes si esto hubiera sido así.

De todos modos estamos ya acostumbrados a los títulos grandilocuentes con los que el gobierno embandera sus batallas personales y que tienen por finalidad, pretender enlazar opiniones y voluntades que se encolumnen con expresiones de apoyo a los valores que  supuestamente postula con su iniciativa.

En tal sentido, los proyectos que fueran presentados por el Ejecutivo al Congreso de la Nación impactarán en los justiciables, pero restringiendo y obstaculizando las acciones que constituían herramientas válidas para obtener la protección de derechos ante acciones del Estado.

Así por ejemplo, el proyecto que modifica las medidas cautelares contiene tantos requisitos, plazos y trámites que deben acreditarse para poder acceder a una medida cautelar que en la práctica, significará que el particular que ya se encuentra en situación de desigualdad ante el poder de imperio que detenta el Estado, se verá impedido de reclamar ante la justicia la protección de sus derechos.

Pero si el ciudadano lograra esforzadamente dar cumplimiento a todos los requisitos que por la ley se imponen y el juez le concediera la medida cautelar, el proyecto no ha descuidado la posibilidad de trabarle el camino, facultando al Estado o al organismo descentralizado de que se trate a solicitar el levantamiento de la medida o sustituirla por otra, prohibiendo además la posibilidad de aplicar sanciones pecuniarias a los funcionarios. Claramente, nadie se hace cargo.
Pretende igualmente a través de otra de las iniciativas, reformar el Consejo de la Magistratura y este proyecto nos merece un primer interrogante que es inevitable. Por qué motivo la presidente que, siendo senadora de la Nación en el año 2005 impulsó la reforma del Consejo de la Magistratura para disminuir el número de miembros, hoy está planteando que vuelvan a incrementarse?

En aquella oportunidad, se argumentaba que el organismo con veinte miembros era elefantiásico y que ello implicaba una cantidad de recursos asignados de manera ineficiente, con el agravante de que esos recursos salían de los bolsillos de los contribuyentes.
Entonces sorprende que ahora el gobierno se despreocupe de los bolsillos de los contribuyentes y busque nuevamente incrementar el número de miembros, desnudando la incoherencia del cambio de opinión tan extremo.

Pero además, se promueve la modificación de la forma de elección de los miembros del Consejo de la Magistratura y en este sentido es muy importante destacar que las instituciones de la República  no son un comité de campaña y que la soberanía popular no puede servir como el pretexto para desvirtuar las calidades, cualidades, y requisitos indispensables de funcionamiento que hacen a la investidura de los organismos que demandan ciencia y técnica adecuadas para definir cuestiones tan serias, como los nombres de magistrados que serán custodios de los derechos, la vida y la libertad de los ciudadanos de este país.

La presidente en su discurso mencionó que por qué motivos no pueden ser miembros del Consejo de la Magistratura un contador o un arquitecto, pretendiendo generar una imagen corporativa del organismo. En realidad se trata de idoneidad para la función que demanda una formación y acreditación específica, no mejor que la de otros, diferentes y con su campo de conocimiento propio.

Finalmente, otro punto que merece destacarse en el discurso oficial es el del supuesto “debate” que se realizará en el Congreso, paso que ya se encargaron de cercenar totalmente en la Cámara de Senadores, habiéndolo anunciado previamente al decir que no se le modificaría nada al texto de los proyectos, excepción hecha de algún involuntario error de tipeo. Este es el debate democrático que postula el gobierno? Este es su sentido de democracia? 

Hace tiempo que en el Congreso se han dejado de debatir los proyectos que envía el Ejecutivo, porque el oficialismo imponiendo su mayoría solo tiene libertad para definir los días y horarios de reunión, pero con relación a los proyectos, no hay posibilidad de incluir modificaciones, aun cuando se adviertan errores o imprecisiones.

La justicia no tiene que tener calificativos, mucha, poca, grande, moderna, cercana, lejana. La justicia encuentra su esencia en la austeridad de la única condición que la define, tiene que ser justa.- 

¿DE QUÉ NOS QUEJAMOS LOS JUJEÑOS?

Para quienes hayan tenido la oportunidad de escuchar el discurso del gobernador en la apertura de sesiones de la Legislatura provincial, la pregunta “de que nos quejamos los jujeños?” podría tener cierta lógica.

Pero si el oyente, esperanzado por la secuencia ininterrumpida de logros y bienestar, narrada sin culpas por parte del titular del Poder Ejecutivo, saliera a las calles de la ciudad, el choque con la realidad sería bastante traumático.

El Jujuy “de carne y hueso”,  mostraría al espectador incauto, una secuencia de manifestaciones de protesta que abarcan todo el arco social y laboral y que se encuentran teñidas por un alto grado de conflictividad, generando tensión y divisiones.  Huelgas docentes, medidas de fuerza de estatales, déficit habitacional, crisis de los recursos humanos en salud, problemas y falencias en educación, pobreza e indigencia.

Todas esas expresiones, no constituyen un dato anecdótico que podemos omitir considerar, o invisibilizarlas a través de un discurso exitoso, porque son los claros indicadores de un Jujuy que desde hace doce años, no puede avanzar, pese a los datos de diez años de crecimiento en el país. Estamos ante una provincia en la que sus empleados tienen que aguardar cada mes por un despiadado calendario para el cobro de sus haberes y escuchar a sus gobernantes referir los esfuerzos que realizan para pagar los sueldos generando un ánimo colectivo de zozobra que pareciera expresar el mensaje:  “por lo menos cobran el sueldo”, intentando con ello aplastar cualquier otra expectativa de mejora.

Según el discurso del gobernador Fellner, Jujuy tiene un punto de indigencia y no llega a dos dígitos de pobreza. Estos son datos que no se condicen con la realidad en modo alguno y no hace falta recurrir a gráficos para advertirlo, solo hace falta caminar la provincia y hablar con su gente.

El gobernador Fellner ha integrado su discurso con acciones nacionales y con acciones históricas, pertenecientes a otros años de la gestión del oficialismo y no, como hubiera correspondido, referirse solo al último año. Pero tales menciones nos permiten entonces insistir en que su responsabilidad es mayor por la ausencia de soluciones a lo largo de tantos años lo que evidencia que no existe un plan estratégico para la provincia, sino que las acciones del gobierno constituyen reacciones espasmódicas a sucesos que se van produciendo.
Claro ejemplo es el plan “Un lote para cada familia jujeña que lo necesite” que intentó frenar de algún modo la profunda crisis social producida por el déficit habitacional que enlutó a la provincia con reiterados episodios de tensión y violencia, en los que perdieron la vida cuatro personas, sin que hasta la fecha se hubiera hecho justicia.

Pero aún con ese plan, lanzado improvisadamente con anuncios demagógicos y afanes electoralistas, no llegaron las soluciones. Las familias reciben una oblea con la calificación de título provisorio, que poco hace al legítimo anhelo y a la real concreción del derecho a una vivienda. De todos modos, poco es lo que se ha avanzado en este sentido y en Jujuy el problema de la vivienda sigue siendo un problema grave para muchas familias.

También se ha referido el gobernador a la minería como la actividad productiva de la provincia casi por excelencia, cuando en realidad lo que la minería le deja a la provincia es una exigua cantidad comparada con lo que las empresas se llevan, sumado a la falta de controles que hacen que una actividad rentable para pocos, termine generando un riesgo importante para el ambiente de todos. Ya tenemos en nuestra provincia ejemplos claros como lo que sucedió con la mina Metal Huasi, cuyas consecuencias seguimos pagando en salud.  

De todos modos, el discurso vuelve a estrellarse contra la realidad cuando vemos que el Índice de Competitividad provincial publicado por el Instituto de Estudios Económicos de la Bolsa de Comercio de Córdoba en el año 2012, registra a la provincia de Jujuy en el último lugar

Estamos hablando de la misma provincia que el gobernador?

Finalmente y con relación a la ley provincial de coparticipación, no hizo referencias pese a sus anuncios el año anterior de promover la discusión. Esto significa que los anhelos de equidad distributiva y promoción del desarrollo que se lograrían con una ley provincial de coparticipación quedarán en el olvido.

El discurso estuvo destinado la mayor parte del tiempo a elogiar sumisamente al gobierno nacional, a referir logros que no vemos, a enumerar exitosas acciones que no llegan a la gente y en definitiva a advertirnos que lo que no ha cambiado en doce largos años de desidia, no cambiará.-